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En 2009 colocamos la primera piedra de la bodega, en 2010 plantamos la viña alrededor y en 2011 nació el primer vino. La historia de Divina Proporción continúa y no pienso perderme ni un solo segundo.

Como una empresa pequeña que da sus primeros pasos, mi implicación es total en el proceso. Mi hermano Juan y yo cultivamos la tierra, vigilamos las viñas a diario y cuidamos cada detalle de la bodega. Mi esposa Yovana se encarga de labores administrativas, comerciales y relaciones públicas.

Ahora espero que la tierra sagrada, la histórica Tinta de Toro y la bodega ‘divina’ me permitan lograr el otro gran sueño, crear inolvidables y extraordinarios vinos.