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Pequeño proyecto de Susanna, Sergi y Roger, jóvenes apasionados del mundo vitivinícola que han crecido entre viñedos y a los que sus familias les han transmitido la pasión por todo lo relacionado con el mundo del vino. Trabajan sus propias tierras de las que elaboran desde el año 2016 vinos mono-varietales a partir de la Garnacha blanca y negra, la variedad autóctona por excelencia de la Terra Alta, al sur de la provincia de Tarragona. Las viñas de entre 25 y 35 años están situadas en la villa de Batea a una altitud de entre 350 y 450 metros sobre el nivel del mar, crecen favorecidas por un clima mediterráneo con influencia continental y con baja pluviometría en suelos arcilloso-calcáreo muy pobre en materia orgánica, donde la Garnacha disfruta de las perfectas condiciones ambientales para su maduración.