Taittinger
La familia Taittinger, a la cabeza de la casa desde hace casi un siglo, tiene un objetivo: conseguir la excelencia. «Tener el nombre familiar en una botella supone responsabilidad y exigencia en cada momento. Esta firma ha sabido gestionar las habilidades y el conocimiento del pasado y el compromiso del mañana al mismo tiempo», añade Pierre-Emmanuel Taittinger. Un compromiso que encarna desde hace 40 años y que comparte hoy en día con su hijo Clovis y su hija Vitalie, ambos forman parte del equipo directivo de la Casa. Ellos forman un trío familiar unido y muy complementario.
El rostro de la marca Taittinger es también su directora artística y de marketing. Desde hace diez años, la embajadora, representa por todo el mundo el estilo único de la casa Taittinger.
Junto a su padre, comparte el mismo interés, casi vital, para la creación artística y los valores de apertura y de curiosidad, al mismo tiempo que la necesidad de construir la felicidad en el día a día, sin esperar a mañana... Para conseguirlo, esta epicúrea apasionada de la gastronomía, que busca el sentido y el trabajo bien hecho, tiene un secreto: «Si decidimos jugar nuestra vida cada día a fondo, todo será único y poético».