Color caoba oscuro. Intenso aroma de fruta madura, moca, cacao y tofe. Muy complejo en el paladar, con limpia acidez. Sabor a pasas, nueces y naranja caramelizada.
Su crianza rememora la de aquellos vinos que cruzaban los océanos en el s. XVII hacia las colonias y volvían a los puertos europeos con una mayor complejidad y sedosidad.
Elaborado a partir de Oloroso y Pedro Ximénez. Tras envejecer por separado en sus respectivas soleras durante 12 años, los dos vinos se combinan para volver a envejecer en una Solera de 45 botas ubicada en la Sacristía de la bodega.